El engagement y la monetización se están convirtiendo en la obsesión del marketing online. Y uno lleva al otro. Un buen engagement, genera monetización.
Pero el engagement no es fácil. El mundo del marketing digital se ha vuelto salvaje. No digo que el marketing de toda la vida no lo fuera. Digo que, en mi opinión, el digital se ha desbocado. Tenemos un montón de datos analizables que nos permiten describir un público objetivo perfecto y su comportamiento habitual. Estrechar el cerco de una manera abrumadora. Tanto, que cambiamos el idioma según que medio usamos. También en las redes sociales. E igual que no es lo mismo una valla publicitaria de la autopista que un anuncio de televisión, ni éste igual que uno de prensa escrita; tampoc es lo mismo usar Instagram que Facebook o que WhatsApp.
Un nuevo mundo
Las redes sociales eran un nuevo mundo que, al poco de estar allí, se ha vuelto salvaje. Porque es tierra de nadie. Es páramo nuevo a los pies. Hay más campo por correr que bagaje. Un nuevo mundo. Y tal como lo fue la colonización de América: no hay reglas. Hemos visto aparecer todo tipo de estadísticas para procesar, hemos visto la reina de las redes caer del trono, hemos matado a Twitter una infinidad de veces y hasta algunos se atrevieron a decir aquello de «¿Sólo Fotos? Instagram no llegará lejos».
Toda esta locura desatada se ha convertido en un vendaval de publicaciones. De neologismos como clickbait o lead magnet. Hemos visto todo tipo de estratégias: concursos y sorteos, usuarios influencers , publicar mil veces al día, no publicar demasiado y hacerlo en el momento justo, hastags por aquí, por allá… Hasta tal punto que el usuario de a pie ha llegado a estar confundido de tanta información que recibe, lo que vendría a ser la infoxicación.
Pero claro eso se lo dices a alguien como nosotros que práctica el marketing y te pregunta: ¿Y cómo lo haces tu?
El engagement
Para mi hay dos tipos claros de engagement: engagement cuantitativo y engagement cualitativo. El engagement cuantitativo es el que busca el número al por mayor. Muchos likes, muchos comentarios, muchos followers, muchas comparticiones… El engagement cualitativo es el que no mide la cantidad sino la calidad. Y eso, para mi es amor.
Ama a tu público como quieres que ellos te amen a ti
En serio. Eso me parece la clave. Yo soy usuario. Y me cansa que no veas el spam. O las publicaciones presuntuosas. A quién no le ha pasado que ha seguido a alguién, por ejemplo en Instagram, y al cabo de unos meses ha pensado «que pesada esta cuenta«, y le ha pegado un unfollow. O el típico sorteo de Facebook con el modelo: like-share-comment. Al cabo de un par de semanas le das al unlike e incluso preguntándote «cuándo le di like a esta página«. O lo que gracias a la nueva RGPD hemos cambiado un poco, las newsletter. Aquellos mails que recibías y semana tras semana le dabas a «marcar como spam«.
Para mi se ha vuelto una norma de oro: ama a tu público como quieres que ellos te amen a ti . A mi me gusta que me cuiden, que me informen. No ese bombardeo epiléptico constante que recibimos en las redes. Practico mucho lo que llamo «dar amor en las redes» (aunque quizás la gente que sabe le llama «generar engagement»), que consiste en algo tan simple como tratar a mi público como me gusta que me traten a mi . A mi público, le doy like y le comento a menudo. Pero sin el típico hook de «entra en mi perfil y mira mi galería«. ¡Y ojo! La norma no es «no seas invasivo«, la norma es «ama a tu público como quieres que ellos te amen a ti«.
El público hay que cultivarlo. Y nos crecerá según lo cuidemos. Si, por ejemplo, usamos los hashtags más usados en instagram, recibiremos muchos likes en poco tiempo. Pero esos usuarios no nos van a dar likes a menudo. Engagement cuantitativo. Pero si nosotros seguimos a usuarios, y les damos nosotros a ellos el engagement: nos lo van a devolver. Y repetidamente. Engagement cualitativo.